Andrea Mantegna (1431-1506), uno de los pintores
más importantes del siglo XV en el norte de Italia. Maestro de la perspectiva y
el escorzo, contribuyó de manera destacada al desarrollo de las técnicas
compositivas de la pintura renacentista.
Nacido en Isola di Carturo, cerca de Vicenza, el
año 1431, un documento de 1441 le menciona como aprendiz e hijo adoptivo del
pintor Francesco Squarcione en Padua. Demostró siempre un apasionado interés
por la antigüedad clásica. La influencia tanto de la antigua escultura romana
como de las obras de su contemporáneo Donatello son evidentes en el tratamiento
que Mantegna confiere a sus figuras humanas. Éstas se distinguen por su
solidez, rotundidad, volumen, expresividad y precisión anatómica.
Los principales trabajos llevados a cabo por
Mantegna en Padua fueron de tipo religioso. Uno de los primeros y más
destacados fue la serie de frescos que sobre la vida de Santiago y san
Cristóbal hiciera para la capilla Ovetari en la iglesia de los Eremitani (1456;
seriamente dañados durante la II Guerra Mundial). En 1459 Mantegna viajó a
Mantua como pintor de corte de la familia Gonzaga, cambiando su temática
religiosa por la secular y los motivos alegóricos. De esta época destaca El
tránsito de la Virgen (1462; Museo del Prado, Madrid). Su obra maestra fue
el conjunto de frescos (1465-1474) de la cámara de los Esposos en el palacio
ducal de Mantua. Con esta obra el arte de la perspectiva ilusionista alcanzó
nuevos límites, convirtiéndose en el prototipo del trompe l'oeil
(trampantojo) tan desarrollado luego en el arte barroco y rococó. Las refinadas
figuras cortesanas no aparecen sólo representadas contra el fondo de la pared,
sino dentro de un efectista espacio tridimensional, como si las paredes
hubieran desaparecido. La ilusión se prolonga hasta el techo, que parece estar
abierto al cielo, con sirvientes, un pavo real y querubines apoyados y reclinados
sobre una barandilla.
Los últimos trabajos de Mantegna tuvieron
diferentes calidades. Su mayor encargo, la serie de nueve lienzos Los
triunfos del César (1489, Hampton Court Palace, Inglaterra), presenta un
clasicismo bastante seco, frío, mientras que el Parnaso (1497, Louvre,
París), pintura alegórica, es su trabajo más fresco y animado. Su obra nunca
cesó de ser innovadora. En la Virgen de la Victoria (1495, Louvre)
introdujo un nuevo criterio compositivo, basado en las diagonales, muy
explotado más tarde por Correggio, mientras que su Cristo muerto (1506,
Pinacoteca Brera, Milán) es un forzado escorzo que anuncia el manierismo.
Mantegna, una de las figuras artísticas clave de la
segunda mitad del siglo XV, dominó e influyó durante 50 años en la pintura del
norte de Italia. También gracias a él algunos artistas alemanes, sobre todo
Alberto Durero, pudieron conocer los descubrimientos artísticos del
renacimiento italiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario